Este restaurante de fondue imperial recrea el legendario “caldero del fénix que retorna al nido” y combina, con estilo palaciego, los calderos de sabor picante y de encurtido que tanto gustan al público. Selecciona ingredientes frescos y de calidad: el “res de los inmortales” (espaldilla) es jugosa y masticable; la “carne nevada” (pecho y costillar) es tierna y suculenta; el pollo campero de tamaño ideal, tras un rápido escaldado, se adereza con la salsa secreta imperial que realza su textura delicada. Mariscos, albóndigas, tofu, estofados y demás guarniciones absorben el caldo y despliegan capas de sabor. Con productos frescos, cocina de palacio, ambiente neo-oriental y vajilla que fusiona estética china y occidental, este establecimiento aspira a ser el mejor anfitrión en la experiencia del hot-pot.